domingo, 30 de junio de 2013

Dos políticas


Fue aparecer en las noticias las etiquetas “Cospedal” y “striptease” juntas y los más rijosos del barrio barruntaron que, tras la austeridad matizada, entrabamos en la austeridad de los siete velos. Falsa alarma. Se trató de una larga cambiada de María Dolores del Cospedal al caso Bárcenas en medio de los capotazos de galleo echados al Ministro Wert.

La secretaria general y presidenta de la Castilla-La Mancha ha hecho del adelgazamiento el leitmotiv de su gobierno. Como siga con esta política de poda y desmoche el Transparente de la Catedral de Toledo va a quedar en nada ante la Transparente del Palacio de Fuensalida.

No parece que sea la escualidez lo que le vaya a Susana Díaz, consejera de Presidencia e Igualdad de la Junta de Andalucía y primera candidata en las primarias para suceder a José Griñan. Si Cospedal posee un apañado cursus honorum dentro de la Administración, la andaluza a duras penas acabó su carrera de Derecho, pero muy jovencita se doctoró en Pasillos y Recovecos del Partido, donde no importa lo que sepas sino dónde estés. Así, le sale natural: "Tenemos los mejores y las mejoras candidatos y candidatas". Vamos, lo que el gran Francisco Robles bautizó como una griñanini. Aúna en su persona esa contradictoria mezcla de continuismo y cambio hoy tan cara a los partidos políticos (y, al parecer, a los votantes). Cuenta en un principio con los avales de papá Griñán y de la zozobrante y bi-autonómica Carmen Chacón. Pero en esta hora tormentosa del partido socialista, las garantías rolan imprevistas como el poniente y cada padrino irá eligiendo ahijado según sus intereses personales. Y su horizonte penal.

Dos políticas, en fin, con carreras muy diferentes. Una consolidada (lo consolidada que puede estar una carrera política en esta España periódicamente sobresaltada por el embargo pedrojotesco) y la otra con un pie en el estrellato. Tendrán que resistir anegadas por el papeleo de los sobres y de los eres.

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