La confabulación
de un pequeño ajuste laboral y un simple cambio de habitación para el otium et studium hacen que uno pierda el
hilo de la actualidad como se pierde una novia en una playa italiana: por
estupidez y lógica.
De este modo, pasan ante mí,
con filos inocuos, la expansión imperial de la veep Soraya; las presuntas fincas de la Infanta, su dni y los actos
de contrición de Montoro y asociados; las becas de roma excelencia del ministro
Wert; Edward
Snowden, el siguiente
héroe de nuestro tiempo, con Garzón al fondo; el juicio a José Bretón, cuyo
jurado debería jurar no ver la televisión en tres meses; el policlínico sexo
oral de Michael Douglas; la muerte en carne mortal de Tony Soprano; la liga de
baloncesto ganada por el Real Madrid, que espero abra jerarquía; la postcoital
Copa Confederaciones; los millones extraviados del fichaje de Neymar; el enigma
Ancelotti (será el terror del vestuario o el pavor del Chistu)...
A los lectores,
si alguno me queda, les pido paciencia y a los blogueros, de cuya sabia me
nutro, prometo empezar a devorar posts
justo cuando la señal de la wifi pase del 2 en la escala de Jobs.
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