domingo, 28 de julio de 2013

La viga en el ojo propio / Natalia Pastor


El Caso Bárcenas amenazaba con ser para el PP mucho más que un caso de corrupción de explosión controlada. Y así está siendo. Hasta ahora, cuando un sinvergüenza comprometía la honestidad de la derecha, desde Génova 13, sabedores del espesor del envilecimiento ajeno, disparaban con la metralleta del Y tú más a diestro y siniestro. El debate se empantanaba, los medios aflojaban y hasta otra. Pero Luis Bárcenas ha convertido a su partido en una pira, donde Mariano Rajoy se está achicharronando y no sabemos si, cuando el fuego se extinga, el Presidente será sólo cenizas o se alzará con un dragón en el hombro, dispuesto a conducir su khalasar hacia lo importante.


Mientras, el afiliado de base o el simple votante del PP se enfrenta a un hombre-caso de las dimensiones de un Javier de la Rosa, un Mario Conde o un Iñaki Urdangarín. Menos idealistas que los seguidores de los partidos de izquierdas, aceptan que el ser humano es como es: entre los nuestros también hay corruptos pero nunca serán capaces de estremecer los cimientos del sistema. Están desorientados y se les nota en las conversaciones. Para defenderse, apelan a la mayor importancia de la corrupción de otros partidos, singularmente del PSOE. Protestan porque las cifras del desfalco de los Eres andaluces son mayores y tiene una menor resonancia en los medios. Pero esto se debe a dos causas. Primera: se trata de una consecuencia del asco de los dirigentes del PP a dar la batalla ideológica y su placer porque se les consideren simplemente buenos gestores. Segunda: que en el fondo para los españoles lo de los Eres no es más que un asunto autonómico, aunque cuantitativamente el robo sea mayor.  Quién nos lo iba a decir: la corrupción como indicador nacional de la superioridad del todo sobre las partes.

Y llegaron las revelaciones del ex-tesorero a Pedro J. Ramírez. Inmediatamente buena parte de los peperos convierten a El Mundo y a su director en diana de su cabreo. La derecha de a pie, azuzada por los medios de comunicación que aprovechan para rebañar lectores al buque insignia de Unidad Editorial, está reproduciendo todo El método de actuación en caso de corrupción de sus adversarios. Hablan, igual que hablaban los socialistas, de conspiraciones varias encabezadas por Pedro J. Pero el director del Mundo no ha hecho otra cosa que lo de siempre: hacer de su periódico un Morning Post sin degenerar en un Chicago Examiner; querer ser Cary Grant apenas rozando a Walter Matthau. No entraré ahora en los pros y contras de este tipo de periodismo. Sólo quiero recordar que los que hoy despotrican de Pedro J. son los que lo elevaron a símbolo del tesón y la integridad. Las barras de los bares y las páginas de internet están llenas de hombres y mujeres ganados por el ataque de cuernos. Cualquier día pasan a mayores, se corcuerizan y empiezan a llamarle Pedro José.

ooooooooooo

La periodista y bloguera Natalia Pastor ha visto suspendida su cuenta de twitter. Además de ser un bloguero anémico, soy un tuitero desnortado. Es decir, no se me puede definir con aquello de es muy activo en las redes sociales, latiguillo sin el cual no eres nada en la red de redes. Natalia me parece que está muy lejos de los cavernícolas que avergüenzan cualquier reunión social. Es apasionada en lo que defiende, lo que en este país blandiblú está mal visto si no vas a favor de corriente.

Según dice, su expulsión puede ser una consecuencia de su acendrado mourinhismo, tan alejado de los medios deportivos al uso. Por lo que he podido leer no se sabe si la exclusión se debe a la censura, al hackeo o es un error técnico. Me malicio que será un error técnico producto del hackeo auspiciado por la censura.

Ánimo Natalia, como dijo Chesterton, sólo lo que está vivo puede nadar contra la corriente.

1 comentario:

  1. A dia de hoy ,Twitter sigue sin darme una explicación sobre lo sucedids a pesar de los requerimientos y emails que les he enviado, lo que hace que me malicie y acreciente mis sospechas sobre lo realmente sucedido.
    Gracias por la mención y tu interés.

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