El Caso Bárcenas amenazaba con ser para el PP mucho más que
un caso de corrupción de explosión controlada. Y así está siendo. Hasta ahora,
cuando un sinvergüenza comprometía la honestidad de la derecha, desde Génova 13,
sabedores del espesor del envilecimiento ajeno, disparaban con la metralleta
del Y tú más a diestro y siniestro. El
debate se empantanaba, los medios aflojaban y hasta otra. Pero Luis Bárcenas ha
convertido a su partido en una pira, donde Mariano Rajoy se está achicharronando
y no sabemos si, cuando el fuego se extinga, el Presidente será sólo cenizas o se
alzará con un dragón en el hombro, dispuesto a conducir su
khalasar hacia lo importante.
Mientras, el afiliado de base o el simple votante del PP se
enfrenta a un hombre-caso de las dimensiones de un Javier de la Rosa, un Mario
Conde o un Iñaki Urdangarín. Menos idealistas que los seguidores de los
partidos de izquierdas, aceptan que el ser humano es como es: entre los
nuestros también hay corruptos pero nunca serán capaces de estremecer los
cimientos del sistema. Están desorientados y se les nota en las conversaciones. Para
defenderse, apelan a la mayor importancia de la corrupción de otros partidos, singularmente
del PSOE. Protestan porque las cifras del desfalco de los Eres andaluces son
mayores y tiene una menor resonancia en los medios. Pero esto se debe a dos
causas. Primera: se trata de una consecuencia del asco de los dirigentes del PP
a dar la batalla ideológica y su placer porque se les consideren simplemente
buenos gestores. Segunda: que en el fondo para los españoles lo de los Eres no
es más que un asunto autonómico, aunque cuantitativamente el robo sea mayor. Quién nos lo iba a decir: la corrupción
como indicador nacional de la superioridad del todo sobre las partes.
Y llegaron las revelaciones del ex-tesorero a Pedro J. Ramírez.
Inmediatamente buena parte de los peperos convierten a El Mundo y a su director en diana de su cabreo. La derecha de a
pie, azuzada por los medios de comunicación que aprovechan para rebañar
lectores al buque insignia de Unidad Editorial, está reproduciendo todo El método de actuación en caso de corrupción
de sus adversarios. Hablan, igual que hablaban los socialistas, de conspiraciones
varias encabezadas por Pedro J. Pero el director del Mundo no ha hecho otra
cosa que lo de siempre: hacer de su periódico un Morning Post sin degenerar en un
Chicago Examiner; querer ser Cary Grant apenas rozando a Walter Matthau. No
entraré ahora en los pros y contras de este tipo de periodismo. Sólo quiero
recordar que los que hoy despotrican de Pedro J. son los que lo elevaron a símbolo
del tesón y la integridad. Las barras de los bares y las páginas de internet están
llenas de hombres y mujeres ganados por el ataque de cuernos. Cualquier día
pasan a mayores, se corcuerizan y empiezan a llamarle Pedro José.
ooooooooooo
La periodista y bloguera Natalia Pastor ha visto suspendida su cuenta de twitter. Además de ser un bloguero anémico, soy un tuitero desnortado.
Es decir, no se me puede definir con aquello de es muy activo en las redes sociales, latiguillo sin el cual no eres nada en la red de redes. Natalia
me parece que está muy lejos de los cavernícolas
que avergüenzan cualquier reunión social. Es apasionada en lo que defiende, lo
que en este país blandiblú está mal visto si no vas a favor de corriente.
Según dice, su expulsión puede ser una consecuencia de su
acendrado mourinhismo, tan alejado de los medios deportivos al uso. Por lo que
he podido leer no se sabe si la exclusión se debe a la censura, al hackeo o es un error técnico.
Me malicio que será un error técnico producto del hackeo auspiciado por la
censura.
Ánimo Natalia, como dijo Chesterton, sólo lo que está vivo
puede nadar contra la corriente.
A dia de hoy ,Twitter sigue sin darme una explicación sobre lo sucedids a pesar de los requerimientos y emails que les he enviado, lo que hace que me malicie y acreciente mis sospechas sobre lo realmente sucedido.
ResponderEliminarGracias por la mención y tu interés.